miércoles, mayo 23, 2012

Estúpido de la vida diaria


Desde muchas y muy diversas perspectivas soy muy estúpido. Taradísimo. En otras áreas no lo soy tanto, en algunas incluso parezco inteligente.

Pero en el día a día, en esto y aquello, en las cosas de un domingo cualquiera soy un lento, un baboso y retrasado. Hablar, divertirme, bailar, cantar, disfrutar, vivir... para todo eso soy un estúpido.

No puedo, por ejemplo, contarle algo a un grupo de personas porque me pongo terriblemente nervioso y terriblemente rojo.

No puedo pensar muy rápido y contestar algo casual a alguien.
Soy un estúpido estúpido. Un estúpido en esas cosas en las que a todo mundo les salen tan bien. Un verdadero estúpido de la vida diaria.




jueves, mayo 17, 2012

Esperanzas

Esta es la tercer y última parte de una historia que les venía contando (la segunda parte está aquí y la primera aquí)



Después de haberlo conocido pero sobre todo después de haberlo besado, me sentí completamente blindado contra cualquier idea negativa del universo. Un yo tan positivo y tan contento que no me lo creía.

Posterior a esa cita que tuve con él, la que ya les conté, acordamos vernos unos días después, un miércoles. Esperé, poque no había otra opción pero he de hacer notar, por si no fuera ya obvio, que las ansias de verlo eran enormes. Me conformé esos 3 días de espera con mandarle mensajes y platicar por internet. Sufrí, pero sobreviví.  :)

Llegada la víspera de nuestra tercera cita platicamos y allí mismo me hizo el funesto anuncio: se posponía nuestra cita. ¿Por qué? Razones económicas.
Él andaba corto de dinero y su padre, su único benefactor, no cooperaba con la manutención. Entonces había que esperar algunos días.



Ok, puedo esperar.




Tal vez para el fin de semana ya se hubiera resuelto la situación o podríamos vernos para un simple paseo, una caminata o una plática sin tener que gastar un centavo Pero no se pudo. Ese fin de semana tuvo una práctica escolar fuera de la ciudad, ni modo, se posponía la cita hasta la siguiente semana.
Ok, puedo esperar. Esperé 26 años, puedo esperar una semana.

Se acabó el fin de semana y regresó de su práctica. Le di una cálida bienvenida a través del messenger y le pregunté si nos veríamos ahora sí esta semana. Vagamente contestó que sí, pero aún quedaba por resolver el problema del dinero, porque su padre aún no le depositaba nada. Pasó la semana y no se resolvió.


Qué mala suerte. Ok, ni modo, paciencia.





Esa semana tampoco lo vi, y continué sugiriendo vernos sin gastar ni un centavo, había muchas posibilidades: parques, plazas, su casa, bibliotecas, su casa, la escuela y sobre todo su casa, pues vive solo; su hermano sólo estuvo unos días de visita.

Sin embargo mis sugerencias no fueron escuchadas. Por el contrario, surgieron más inconvenientes para vernos; ahora se agregaban sus deberes escolares. Mucha tarea y muchos exámenes le impedirían verme de momento, porque le dejaban poco tiempo libre, apenas le alcanzaba para dormir y comer y lavar la ropa y cosas así.



Ok, debo esperar. No puedo pedirle que descuide la escuela.



Pasó otra semana sin vernos, y la fecha de su cumpleaños se avecinaba. Pensé que sería lindo regalarle algo pero ni siquiera sabía si lo vería pronto, así que me tomé con calma lo del regalo. Días antes de su cumpleaños me enteré por facebook que iba a realizar una fiesta en su casa, a motivo de su cumple. Yo no estaba incluído entre los invitados, pero no le dije nada, tal vez me invitaría después. No, no me invitó. Y no es que me agraden mucho las fiestas, de hecho las odio, pero hubiera sido muy buen momento para hacer una excepción.

Llegó el día de su onomástico, y como no podía hacer más pues le mandé un mensaje de celular. Lo felicité simplemente. Días después fue la mentada fiesta y no hubo aviso ninguno para mí.
Ok. Seré muy paciente, creo que él vale mucho la pena. Esperaré un poco más.
Al día posterior de la fiesta sólo me hizo unos comentarios breves de lo ocurrido, ya no se detenía a platicar mucho conmigo. Poco a poco fue bajando la cantidad de mensajes que me contestaba. Semana tras semana vi cómo sus respuestas se volvían más breves y espaciadas. Me esforzaba por hacerle plática pero nada le provocaba interés suficiente. Y empecé a hacerme a la idea de que, tal vez, yo ya no le interesaba.

Sucumbí a mis más terribles sospechas depresivas pero a pesar de todo guardaba cierta esperanza. Tal vez cuando llegue su fin de semestre me dedique un poco de tiempo, ya que tenga tiempo libre tal vez me dedique un poco.




Ok, esperaré hasta las vacaciones de fin de semestre y veré qué pasa.






Pasaron días y semanas y un mes, aunque a mí me parecieron siglos, y nada mejoró. No lo había vuelto a ver desde la segunda cita, ya no me mandaba ni contestaba mensajes de cel, en messenger dificilmente me contestaba algo después de un hola. Me quedaba hablando solo, solo, solo.

Esperé. No sé por qué, pero esperé. Quería... quería que me quisiera.

Y sin embargo sabía que no iba a pasar. Ya se había acabado el sueño. La esperanza se mantenía por pura necedad pero ya no había nada que rescatar. El tiro de gracia llegó cuando, por fin, él tuvo vacaciones. Para mi gran sorpresa él me contactó por messenger, me saludó y comenzó una breve plática. Yo me sentía muy lastimado, y no quise plantear la idea de vernos, quería que viniera de él. Tal cosa no ocurrió, hubo una ligera insinuación cuando me preguntó qué días trabajaba, a lo que contesté que de lunes a viernes. Además le conté que últimamente salía más tarde porque andaba en la fase de entrega de un proyecto.

No dijo más, no me invitó, no sugirió nada. Tal vez debí haberlo invitado yo pero mi destrozado orgullo me decía que no, que ya no. Me la pasé más de 2 meses sufriendo, ya no quise más.




Dejé al tiempo correr, ya con mayor calma pues ya daba por finiquitado el asunto. No hubo ningún intento por vernos, sólo breves pláticas de vez en cuando. La última justo antes del fin de sus vacaciones, dijo:

- Ya se acabaron las vacaciones y no nos vimos.
- Pues sí - contesté.

Fue como el epitafio. Ya estaba enterrado hace rato pero le faltaba la cripta. Y seguí con mi vida.
De ahí en adelante ni siquiera platicamos, ni nos saludamos. Debí haberlo bloqueado de messenger y facebook pero... no sé, no pude. A veces me atormentaba a mí mismo viendo su facebook, quería saber qué había pasado y por qué no me quiso; nunca pregunté,  por supuesto, pero quise mantener el vínculo por si algún día salía la respuesta.

Hace como un año que lo conocí y empezó a pasar lo que les relate. Hasta hace 2 meses que lo tenía aún entre mis contactos, ni le hablaba ni pretendía hacerlo, desde hacía por lo menos 6 meses antes que ni el buenos días nos mandábamos, así que decidí que era estúpido mantenerlo ahí y empecé a borrarlo definitivamente.

Y así sucedió. Así fue mi primer intento de ligar, de relacionarme con alguien. Fue doloroso. Aunque no me mató, yo hubiera pensado que un dolor así me iba a provocar las ideas y acciones más terribles. Pero no, aguanté muy bien; al final no soy de cristal como lo imaginé. Simplemente me dejó un poco ciscado, desconfiado pero... the show must go on.

Y continuó.

Ya les iré contando las aventuras posteriores. :)


P.D. ¡Qué post tan más extenso! Me hacía falta el desahogo. :P







domingo, mayo 06, 2012

Historias de primeros besos

(Esta es la continuación del post aquel de hace unos días, link aquí.)

Y allí estábamos sentados en su cama viendo la película.

Así como empezó la película comentábamos cosas de lo que veíamos, al final la película era sólo como un pretexto para pasar el rato.

Tan poco importante resultó la película que en cierto momento él empezó a voltear hacia donde yo estaba, y me sonreía. Al ver esto yo también lo miraba y le devolvía la sonrisa, ligeramente desconcertado.
Siguió insistiendo, porque después ya no sólo me miraba y me sonreía, sino que también empezó a decirme "me gustas mucho" y fue la primera vez que alguien me lo decía así tan cerquita y con una sonrisa tan bonita. Me sentí contento y le dije que también me gustaba mucho.

Tal intercambio suscitó más acercamientos, siempre de su parte porque yo... pues... soy poco experto en esas cosas, digamos.

Se acercó más con caricias. Primero me tocó el brazo con sus dedos, simplemente rozando la piel de arriba a abajo; luego subió su mano hacia mi cabeza y me dijo que le gustaba mi cabello, pasaba sus dedos por mi cabello. Ante todo esto yo reaccioné... bueno, no reaccioné mucho, más bien me paralizó la sensación, era terriblemente intenso y nuevo y paralizante. Sólo lo dejé hacer, e intenté hablarle o ver la película.

Después de eso intentó acariciar mi cara.

Lo intentó solamente, porque en ese momento tomé su mano y la apreté con las mías, mientras las alejaba de mi cara. Estoy seguro que puse alguna cara extraña porque me preguntó que si me molestaba, a lo cual contesté que no me molestaba y era cierto, nada de lo que hacía me molestaba pero era una sensación muy nueva y me costaba trabajo acostumbrarme a esto, a todo.

El solo hecho de que le gustara a alguien, el hecho de estar tan cerca de alguien, el poder tomar la mano de alguien, eran experiencias alucinantes para mí. Y así se lo dije, no hay en mi memoria reciente un recuerdo afectivo así, ni de amigos ni de nadie, he sido un huraño durante media vida. Y así como se lo comentaba me ganó la emoción y lloré.

Sí, lloré. Soy un chilletas ridículo tonto y cursi y no pude evitar soltar la lágrima. Es que imagínense después de tantos años de estar solo, 26 a esa fecha, y después de tanto pensar que la soledad era ya casi un destino que ya era inevitable, el estar tan cerquita de alguien por primera vez era apabullante.

Al verme llorar, me preguntó que qué me pasaba y le dije que nada, que no sabía, que no le podía contestar ahora, y me abrazó. Me abrazó porque no había nada más que hacer. Y me abrazó hasta que me calmé.

Después del abrazo, que sin duda significó un acercamiento más, y una vez que me calmé, yo lo seguí sujetando de la mano. Quería frenarlo un poco. Pero se me olvidó que tenía dos manos, y su segunda mano consiguió llegar a mi cara y me acarició. Fue tan lindo y tan suave conmigo, que ya no opuse mucha resistencia; cerré los ojos y lo dejé seguir.

Pensé que era demasiado pronto y me propuse firmemente no besarlo. Era demasiado pronto. No que no quisiera, pero era demasiado pronto. No que estuviera mal, pero era demasiado pronto. Y estaba decidido a no besarlo, pero pos las caricias son bastante rudas contra a voluntad.

Las caricias seguían siendo al cursilería que fueron: me acariciaba el cabello, la cara, los ojos y yo le devolvía las caricias. Fue muuuuuuuuuuuuy tierno. Eventualmente hubo me besó en la frente, y así las caricias se convirtieron en besos por aquí y por allá, nunca en la boca, porque yo seguía sin querer darle un beso así. Y me resistí, juro que me resistí, porque los besos y caricias continuaron un buen rato hasta que... lo besé, ya, bien.



Dramatización.



Fue extraño. Me imaginaba mi primer beso como algo medio fantástico; estaba seguro de que iba a ver fuegos artificiales y que casi flotaría del piso de tan mágico e intenso que sería. Claro, llevaba idealizándolo mucho tiempo, así que supongo que las fantasías aumentan proporcionalmente al tiempo que uno se la pasa añorando y esperando a que le den un beso.

Y a decir verdad fue algo muy extraño, porque lo sentí muy lejano. Más allá de mi inexperiencia pa besar, el beso me pareció muy mecánico, en algún momento en plena acción, recuerdo haber pensado: "No siento nada". Y aclaro, no fue un mal beso, pero así lo sentí.

Mi explicación para tal sensación no fue echarle la culpa a él, no, no tengo quejas contra él, lo que ocurrió fue más cosa mía. Estaba nervioso, muy nervioso y soy terriblemente aprehensivo; no tengo capacidad para relajarme. Así que sospecho que fue algo así como un bloqueo emocional por ser un primerizo en esto y, porque por mis propias características, soy el equivalente a una piedra en cuestiones afectivas.

La sensación aminoró un poco después de un rato, y pude disfrutar un poco más la sensación de besarlo, aún si me sentía terriblemente nervioso y un poco bloqueado. Así la sesión de besos continuó mientras duró la película... claro, ni le pusimos atención, pero ahí estuvo rodando. No sé ni de qué trató la película, sé que era de batman. :)
A pesar de los inconvenientes me sentí muy contento de haberlo besado. De haber podido, al fin, pasar esa barrera, deshacerme del fardo que significa nunca haber besado a nadie. No hubo nada más, fueron sólo besos y abrazos pero para mí fue un gran paso, casi casi como el de Neil Armstrong llegando a la Luna.


 Un poco más tarde cuando nos movimos, ya era hora como de comer y el hermano que estaba ahí mismo en la casa fue por la comida. Me sentí muy cohibido de recordar que había alguien más en la casa, que aunque no escuchó ni vio nada, me hizo recordar un poco el pudor. Entonces no me quedé a comer.

Me despedí, mi amigo me acompañó una calle hacia donde debía tomar el camión y me fui. Fue a partir de ahí que me di cuenta que estaba muy contento, y me sentía incrédulo y emocionado por lo que había pasado. Era increíble.

Una sonrisa y una felicidad inmensa me acompañaron ese día y los días siguientes porque por fin sabía lo que era un beso.  :)



Continuará...




viernes, mayo 04, 2012

No puedo



No puedo. Tengo un problema con mis límites. No puedo. Siempre hay un límite. No puedo. Soy un tipo reprimido por límites. No puedo. Tengo miedo. No puedo. Estoy nervioso. No puedo. Perdón. No puedo. Simplemente. No puedo. No puedo. No puedo. No puedo. No puedo. No puedo.



Para la posteridad

Frustración desatada.
Motivo: No pude. Fui a patinar y no pude ir a más rápido. Me sentí tan tonto. No pude, simplemente no pude,